Las representaciones del cuerpo son el reflejo de procesos socio-históricos y culturales a través de los cuales las sociedades establecen las normas relacionadas con el cuerpo, definiendo lo que es considerado feo o bello, sano o insano, aceptado o rechazado, y los valores asociados a estas normas. Nunca como hoy se había hablado tanto del cuerpo, la alimentación y la salud. El sobrepeso y la obesidad son preocupaciones constantes dado el aumento significativo de las tasas de prevalencia. Paralelamente, un modelo de belleza asociado a la delgadez es cada vez más valorado y se observa un aumento de los trastornos alimentarios, como por ejemplo la anorexia y la bulimia. En la construcción de las representaciones del cuerpo inciden factores médicos, biológicos y socioculturales que hacen necesario un abordaje interdisciplinario para intentar comprender la producción y estabilización de determinadas representaciones. Entre la multitud de dimensiones que determinan el acto alimentario, las representaciones del cuerpo tienen una influencia importante, y la alimentación se vuelve cada vez más una herramienta de control y construcción del “cuerpo ideal”, tanto desde un punto de vista médico como desde una perspectiva sociocultural. Por eso, en esta primera línea de investigación se propone analizar las representaciones del cuerpo considerando las diferencias de género, edad, clase social y grupo étnico, y sus implicaciones en los hábitos alimentarios. Igualmente se busca la comprensión de las dimensiones sociales, culturales y de género, relacionada con los problemas de la obesidad y los trastornos alimentarios.


Las preocupaciones por el cuerpo se relacionan además con el medio ambiente. La percepción social del riesgo y los peligros de la contaminación se focaliza en el cuerpo y en los efectos que la exposición a los compuestos químicos tiene sobre la salud humana. En esta segunda línea de investigación (Toxic Body) se analiza cómo se construyen y representan corporalmente estas amenazas. La contaminación interna que hace de los cuerpos objetos vulnerables a los efectos que el medio ambiente tiene sobre la salud permite indagar sobre las fronteras entre naturaleza y cultura y entre individuo y medio ambiente. La permeabilidad de estas fronteras pone al cuerpo contemporáneo en el centro de la experiencia y del discurso social, de forma que este viene a ser la arena donde se representa una importante amenaza para la salud y para el futuro, tanto individual como colectivo. Enfermedades causadas por bajas dosis a la exposición de químicos sintéticos (pesticidas, conservantes, dioxinas, etc.), así como el desarrollo de disruptores endocrinos que afectan a la fertilidad y otros problemas hormonales representan un hecho vinculado a nuevos problemas de salud global en el siglo XXI. Pensar sobre la creación de nuevas identidades corporales que eviten la amenaza química como una experiencia incierta y permeable implica sumergirse en el mundo de las restricciones alimentarias o el regreso a la “naturaleza”, como opción alternativa al desarrollo capitalista.