Las percepciones, representaciones y valores asociados a los alimentos, su preparación y consumo, se transforman junto con los contextos de vida de los consumidores. Los cambios económicos y técnicos, la importancia que ha ganado la industria alimentaria, la profusión de discursos respecto de la “buena alimentación”, las formas de habitar las grandes ciudades, los flujos globales de personas y alimentos, entre otros muchos factores, inciden en la emergencia de nuevos patrones de consumo que responden a estas percepciones, representaciones, valoraciones, y que se ajustan a nuevas necesidades, acondicionamientos y preferencias: el interés por productos agroecológicos, de proximidad y por el bienestar animal está en aumento, así como también el deseo de formas de consumo más responsables. La necesidad de alimentarse “bien” y en corto tiempo se refleja en el creciente mercado de “comidas para llevar” y al mismo tiempo en prácticas caseras cada día más frecuentes, por ejemplo el fenómeno “tupper”.


Los flujos migratorios inciden fuertemente en la cultura alimentaria de los lugares de acogida, en las prácticas alimentarias de las personas migrantes y en la conformación de los mercados. Junto con las personas se movilizan alimentos y formas de preparación que suelen ser replicadas en los lugares de acogida y, paralelamente, se adoptan productos y recetas hasta entonces ajenas. Las poblaciones locales también entran en contacto con nuevos productos y recetas que pueden incorporar en sus consumos cotidianos o probar fuera de casa. La proliferación de restaurantes étnicos, así como la presencia y consumo de “alimentos étnicos”, son ejemplos de cómo la migración modifica los paisajes alimentarios de una ciudad y crea espacios de encuentro inéditos. Las posibilidades abiertas al consumo de alimentos de “otros” son muy numerosas en ciudades con poblaciones de orígenes diversos y de aquí se derivan algunas de las preguntas que guían esta línea de investigación: ¿Cómo se modifican las cocinas locales como consecuencia de las nuevas incorporaciones? ¿Qué tipo de alimentos son más adoptados o más rechazados? ¿Cómo incide la presencia de “otros alimentos” en la percepción de los productos alimentarios de locales y migrantes? ¿Cuáles son las combinaciones o preparaciones nuevas en el contexto multicultural? ¿Cómo se adapta la alimentación de las personas migrantes en el nuevo contexto de vida? ¿Qué sentidos cobra la alimentación para ellos/as?, etc.

A partir de las constataciones de un fenómeno de especialización y particularización del consumo alimentario, ya sea por razones biomédicas, socioculturales o económicas, esta línea de investigación incluye también:

a) Describir y comprender la proliferación de “alimentaciones particulares” aparecidas en nuestra sociedad contemporánea y ver la posible relación con factores tales como la progresión del individualismo, el multiculturalismo y la medicalización de la alimentación;


b) Analizar las posibles consecuencias de la progresiva individualización alimentaria y el posible cuestionamiento del valor tradicionalmente atribuido a la comida y a la comensalidad como aglutinador social.